Nuestra Historia

La Historia de Nuestra Universidad

El 23 de septiembre de 1997, el Presidente de la República Dr. Rafael Caldera emitió la autorización de funcionamiento de la Universidad Privada “José Antonio Páez”, con sede en la ciudad de Valencia.

Fueron largos años de lucha, de trabajo serio el que hubo de llevarse adelante para alcanzar a fin esta autorización. Ciertamente el 12 de noviembre de 1991, seis años antes de concretarse la autorización, el Ing. Pedro Vivas González y la Ing. Franca Ribaldi Langella, deciden crear una Asociación Civil con el nombre de Universidad José Antonio Páez, cuyos objetivos eran y son: promover y desarrollar la docencia a nivel universitario; promover la formación de recurso humano a nivel de postgrado; promover las actividades de investigación científica y tecnológicas tomando en cuenta las necesidades establecidas por los organismos de planificación de este sector; promover las actividades de extensión y promover la producción industrial a objeto de generar recursos.

Clara visión de estos promotores que provenían de la Universidad de Carabobo, y quienes a lo largo de sus vidas habían dedicado enormes esfuerzos al mejoramiento de la educación venezolana. La Asociación Civil los designó como Administradores y procedió a la designación del Consejo Superior.

El proyecto había sido concebido y fundamentado en un certero análisis del mercado de trabajo en la región central del país, influenciada en gran medida por el crecimiento industrial.

Han pasado los años y ya la Universidad es una realidad que cada día destaca por su crecimiento académico. Se han logrado notables acuerdos institucionales y se promueve la actividad de extensión y postgrado. Constancia y clara visión de futuro. Los lanceros del pensamiento se empinan por encima de un nuevo milenio.

En tiempos difíciles, espacio propicio que pone a prueba la reciedumbre y la constancia, la Universidad Privada de Valencia, José Antonio Páez, asienta sus huellas en el hermoso Valle de San Diego y traslada sus actividades al primer edificio del campus de la Ciudad Universitaria.

La promesa de los promotores de la Institución, cobra vida. El contagioso bullicio estudiantil se confunde ahora con los silencios del río Cúpira, y nuevos brazos y mentes llegan para abonar la tierra fértil del valle, para cuidar los árboles centenarios y sembrar, con amor y raíz profunda, los nuevos pinos de la enseñanza.

En casa propia, pues, los estudiantes, profesores y personal administrativo y obrero de la Universidad José Antonio Páez. No se detiene el proceso constructivo, ahora bajo la permanente mirada de los estudiantes; se levantan las áreas complementarias: administrativas, de servicios, recreativas, culturales, religiosas y las deportivas.

Los espacios

Obras de urbanismo, acueductos, cloacas y drenajes, subestación, e instalaciones eléctricas de alta y baja tensión, acometida telefónica, cerca perimetral, áreas verdes y paisajismo, estacionamiento para 140 vehículos, alumbrado interno. El edificio tiene una superficie de 10.250 mtrs2 de construcción, con 53 aulas y 19 laboratorios, áreas administrativas, sede provisional de la biblioteca de la Universidad; equipado con sistema de aire acondicionado integral que garantiza un mínimo nivel de ruido en los ambientes y un sistema de video y comunicación de datos entre diferentes áreas.

José Antonio Páez

Nacido a finales del siglo XVIII (13-06-1790) en la tierra llanera en donde la inmensidad obliga a pensar en y para la libertad, en donde el verbo abrazado de la palabra humilde vuela por la inmensa sabana. Esa cuna será Curpa, actual territorio del Estado Portuguesa y viviendo más de la mitad del siglo XIX (06-05-1873), fallece a los 83 años, muy lejos de su extenso llano, de lo cálido de su tierra telúrica y de sus compatriotas, en una ciudad tan cosmopolita como era Nueva York. Sus restos fueron repatriados y sepultados en el Panteón Nacional un 19 de abril de 1888. Este hombre, quien en su tierra grande, que él ayudó a crear, fue General en Jefe en la guerra nacional de independencia, que para alguno no fue más que una guerra civil, esa guerra no comprendida por el pueblo, que al principio lo llevó a seguir a un realista llamado Boves y después a un centauro patriota de nombre José Antonio Páez. Presidente de la nueva república en tres ocasiones (1830-1834, 1839-1843, 1861-1863). Fue el hombre clave en la separación del Departamento de Venezuela de la República de Colombia en el año 1830.

Este hombre será digno de admiración para todas las generaciones futuras de venezolanos, que lo ubican en su justa y objetiva manifestación de la historia chica y grande, sobre todo en el imaginario colectivo y en la sabiduría popular que lo ven como hombre, hijo del pueblo e inculto, en contraposición con aquellos que nacieron en cuna de oro. Es de admirar lo logrado por el “taita Páez”, que a pesar de su origen humilde, de escasa formación educativa y epiléptico (él lo llamaba, ataques de emoción) llegará donde llegó; además de guerrero y Presidente fue amante de la música (instrumentista, cantante, compositor) y del Teatro (en su casona valenciana interpretaron obras como Hamlet), hablar otras lenguas y desarrollar una cultura general propia de un hombre del siglo XIX, cuando muchos de sus compatriotas pensaban como ilustrados del siglo XVIII.

Venezuela, país igualitario, grande y generoso, ama a sus hijos a pesar de sus errores que en definitiva pesan menos que sus virtudes. No podemos, alegremente, juzgar en el presente la actitud de alguien del pasado. Todo tiene su justa dimensión y todo debe verse como decía Ortega y Gasset: “El hombre y sus circunstancias”. Páez, el hombre vestido de civil que decretó la creación del Colegio Superior de Carabobo, génesis de la Universidad de Carabobo, creador de escuelas primarias y empeñado en reconstruir un país después de nueva años de guerra interna (1812-1821) y nueve años más (1821-1830) en tierras extrañas debe ser reconocido. Una de las formas más bellas de reconocerlo es que nuestra Institución lleve orgullosamente el nombre de Universidad José Antonio Páez, la pasión del saber.